¿Cómo me enfrento a los tiempos difíciles y a las tentaciones?
Hay quienes piensan erróneamente que cuando alguien se convierte en seguidor de Cristo, se vuelve inmune ante las dificultades. Esta idea no está de acuerdo con las Escrituras, ni con nuestra experiencia. Jesús dijo: “En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo” (Juan 16:33 NVI). No conozco una sola región en el mundo de hoy donde el pueblo de Dios no esté acosado por tribulaciones (entre ellas, una fuerte persecución en algunas naciones). Aunque he sido cristiano durante muchos años, yo mismo aún me enfrento a dificultades, batallo con tentaciones, y me tropiezo con desafíos relacionados con mi familia y mi trabajo, que a veces son muy intensos.
He aquí la alentadora noticia. Gracias a su fe en Cristo, usted se halla preparado para enfrentarse a las tribulaciones y salir delante de una forma totalmente nueva; tanto, que Pablo dijo que en Cristo “somos más que vencedores” (Romanos 8:37).
La batalla diaria por la que pasamos tiene diversos aspectos. El tema de hoy es el “hombre viejo”, o la naturaleza vieja. (Amárrese el cinturón de seguridad. Estos conceptos son de peso, pero muy importantes).
En el capítulo 6 de Romanos, magistral resumen de lo que somos en Cristo, Pablo dice: “Mediante el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, a fin de que, así como Cristo resucitó por el poder del Padre, también nosotros llevemos una vida nueva” (v. 4, NVI).
¿Qué fue sepultado? El versículo 6 dice: “Nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él”. Este viejo hombre es la naturaleza humana defectuosa que heredamos como consecuencia del pecado de Adán. Gracias a Dios, aquí no termina el asunto. Usted hizo morir esa naturaleza por medio de su consagración a Cristo y sus acciones diarias. Pablo continúa diciendo: “De la misma manera, también ustedes considérense muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús” (v. 11, NVI). En otras palabras, tiene que caminar de acuerdo con lo que fue realizado en usted cuando se identificó con Cristo en su muerte. (Observe que el bautismo —la inmersión en el agua— es la evidencia externa de que su viejo yo fue sepultado con Cristo. El agua del bautismo representa literalmente al sepulcro de esa “vieja naturaleza”).
Caminar en la nueva vida que tenemos en Cristo es emprender un viaje de toda la vida. Al escribirles a los gálatas, Pablo lo describe así:
Así que les digo: Vivan por el Espíritu, y no seguirán los deseos de la naturaleza pecaminosa. Porque ésta desea lo que es contrario al Espíritu, y el Espíritu desea lo que es contrario a ella. Los dos se oponen entre sí (Gálatas 5:16, 17).
Después pasa a describir diversos aspectos de la naturaleza de pecado, todos ellos degradantes para el carácter del ser humano y dañinos para las relaciones interpersonales. A continuación, explica cuál es el aspecto que tiene el “fruto del Espíritu” —cualidades como el amor, el gozo, la paz y la fidelidad—, que reflejan la naturaleza de Dios mismo. ¿No querría usted que su vida produjera esa clase de fruto?
En resumen: Cuando usted se entregó a Cristo, recibió una “nueva naturaleza”. Pero debe caminar de acuerdo a las consecuencias de lo sucedido. ¿Cómo? “Caminando en el Espíritu.” Eso significa que le debe permitir al Espíritu Santo, quien vive en usted, que les dé forma a sus pensamientos, guíe sus pasos, gobierne sus reacciones y lo corrija cuando se desvíe. La naturaleza vieja es real. La batalla es real. Pero Dios ha hecho posible que usted camine en victoria.
Texto bíblico clave Ahora que se han quitado el ropaje de la vieja naturaleza con sus vicios, y se han puesto el de la nueva naturaleza (Colosenses 3:9, 10, NVI).
Pensamiento clave Gracias al Espíritu de Dios, puedo caminar diariamente en victoria.
© JOHN D. BECKETT
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Excelente análisis entre el hombreviejo ,y hombre nuevo,que se forma con la presencia de Jesús en nuestros corazones.borrando todo lo malo, lo peeceeso.
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