miércoles, 8 de julio de 2009

DIA 20 LA ADORACIÓN

Nota: Los dos estudios próximos —el de hoy, sobre la adoración, y el de mañana, sobre la oración— fueron escritos por Wendy Beckett, quien ha sido mi amada esposa durante más de cuarenta y cinco años. Wendy ha desarrollado una maravillosa vida de adoración y de oración, y creo que sus ideas le van a ser de gran utilidad.

¿Por qué tiene tanta importancia para mí que alabe y adore a Jesús?

Cuando los que creen en Jesús lo alaban y le cantan, ¿es porque Dios, el Rey del universo, necesita que los seres humanos le adoren? En realidad, no, aunque podemos estar seguros de que Él se deleita en nuestra adoración.

En realidad, lo que yo he hallado es que la alabanza y la adoración tienen una importancia vital para mi relación con Él. La adoración me permite levantar mis pensamientos desde mi persona hasta mi Salvador, Amigo y Señor, y llevarlos así a un ámbito totalmente nuevo. Aparta mi enfoque de mis circunstancias para llevarlo a sus planes.

Cuando meditamos en su bondad, su asombroso amor, el sacrificio que hizo por nosotros, y su gran poder en nuestra vida, nuestra reacción natural consiste en alabarlo y adorarlo. Brota espontáneamente la gratitud en nuestro interior.

David era un gran adorador, y se convirtió en el rey más destacado de Israel. Encontramos el relato sobre su vida en los dos libros de Samuel, en el Antiguo Testamento. Desde sus primeros años, vemos la adoración en su corazón. Siendo un joven pastor dedicado a guardar los rebaños de su padre en las colinas que rodean a Belén, David le expresaba al Señor su amor y su gratitud. Cantaba acerca de la belleza de su creación. Oraba cuando estaba en peligro, y cuando el Señor le respondía y lo protegía, expresaba su gratitud y su alabanza con cantos y poesías.

Los Salmos, muchos de los cuales fueron escritos por David, nos entregan el rico legado de su adoración a Dios y su profundo amor por Él.

* Jehová es mi pastor; nada me faltará (Salmo 23:1).

* Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? (Salmo 27:1).

* Dad a Jehová la gloria debida a su nombre; adorad a Jehová en la hermosura de la santidad (29:2).

* Grande es Jehová, y digno en gran manera de ser alabado (48:1).

* Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre (103:1)

* Alabad a Jehová, porque él es bueno; porque para siempre es su misericordia (107:1)

Le explico un enfoque de la adoración que se basa en mi experiencia, y que tal vez le sea útil. Por la mañana temprano, y por la noche, antes de irse a dormir, exprésele su amor al Señor. “Padre, te saludo en esta mañana y te doy gracias por este nuevo día.” “Señor, ha sido un día difícil, pero te doy las gracias por tu fidelidad.”

Cuando esté realizando sus actividades diarias, tenga siempre presente que le debe dar gracias, alabarlo por ser quien Él es, y decirle que lo ama. (Por supuesto, algunos días se va a sentir con más deseos de hacer esto, que otros). Comprenda que usted se halla realizando un viaje. Mientras más lo alabe a lo largo del día, más sentirá su gozo, y más verá las cosas desde la perspectiva de Él. Su vida diaria va a adquirir un sentido totalmente nuevo.
Texto bíblico clave Alabad a JAH, porque es bueno cantar salmos a nuestro Dios (Salmo 147:1).
Pensamiento clave No hay nada que me acerque más al Señor que darle gracias, alabarlo y adorarlo.

© JOHN D. BECKETT

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