miércoles, 8 de julio de 2009

DIA 15 UNA REFLEXIÓN PERSONAL

¿Cómo me va, ahora que he llegado ya a la mitad?

Hemos llegado al punto medio de estos treinta días de estudio. Mientras pienso en nuestra conexión mutua por medio de la Internet, me siento asombrado y un poco perplejo. En lugar de dedicarme a desarrollar hoy otro tema, me gustaría limitarme a compartir unos cuantos pensamientos personales.

Nunca me había imaginado que estaría escribiendo este estudio. Así sucedieron las cosas. Hace algunos años, un amigo me llamó un sábado por la mañana para que viera cómo la nave espacial Columbia regresaba a la Tierra. Sin embargo, exactamente quince minutos antes del momento en que debía aterrizar en la Florida, algo salió terriblemente mal y se comenzó a desintegrar. En un instante, siete astronautas (seis estadounidenses y uno israelí) perdieron la vida… en el mismo momento en que regresaban a casa. Me pasaron por la mente muchos pensamientos, pero había una pregunta que no me dejaba en paz: ¿Conocían a Jesucristo? Aquella mañana apagué el televisor y comencé a escribir un pequeño folleto acerca de la manera de entrar en una relación vital con Jesucristo. Lo llamé “Coming Home” (“Volver a casa”). Pensaba que tal vez este mensaje podría ayudar a otras personas, proporcionándoles un mapa de carreteras que respondiera la mayor de las preguntas que tenemos en la vida: ¿Cómo me debo relacionar con Dios?

Se publicó Coming Home, y se distribuyeron miles de ejemplares. Fue traducido a varios idiomas más. Recibí comentarios acerca de la forma tan real en que estaba ayudando a la gente, pero quise que este mensaje del amor de Dios alcanzara a muchas personas más. Un día conocí a Mark Weimer, hombre de negocios de California que se había unido recientemente con otros líderes de los negocios en Silicon Valley para comenzar una nueva empresa llamada Global Media Outreach. Su meta era encontrar nuevas formas de propagar el mensaje del Evangelio por la Internet. Mark leyó mi pequeño folleto y propuso formatearlo para la web. En febrero de 2006, Coming Home salió en vivo en línea como www.lifesgreatestquestion.com. Compramos anuncios en Google, y después en Yahoo para ayudar a las personas a hallar este portal de la web.

Como ya mencioné (en el día 7), las estadísticas indican que por lo menos un millón de personas diarias andan buscando en la Internet ideas acerca de los interrogantes más profundos de la vida. De una manera notable, comenzamos a establecer conexiones con miles de personas así (como usted), procedentes de todos los rincones del mundo: más de ciento setenta países en unas pocas semanas. Más del doce por ciento de los que visitaban nuestro lugar en la web indicaron que, como consecuencia de esa visita, habían tomado la decisión de seguir a Cristo. Francamente, me sentí perplejo. La tecnología de la Internet, usada tantas veces con malos propósitos (como la pornografía) se estaba convirtiendo en un medio gracias al cual la gente de toda la Tierra podía hallar nueva vida en Cristo. Pudimos averiguar cuáles eran los países desde los cuales se nos investigaba, y entre ellos estaban los Estados Unidos, la India, Gran Bretaña, las Filipinas, Nigeria, Paquistán, Canadá y Sudáfrica y, aunque en menor número, lugares como Burundi, Cuba, Irán, los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Fiji, Malta y Lesoto, por medio de palabras de búsqueda como éstas: “El sentido de la vida”, “Dios”, “Esperanza” y “Vida después de la muerte”.

En julio, cuando mi esposa Wendy y yo comenzamos las vacaciones de verano, sentí desarrollarse en mí una fuerte preocupación por los nuevos creyentes, y me pregunté qué materiales habría disponibles para ayudarlos a tener un fundamento más firme en su fe. Cuando no encontré mucho que pudiera servir de ayuda, me sentí fuertemente dirigido a formar parte de la respuesta. Fue entonces cuando comencé a escribir este estudio de treinta días. Lo consulté con Mark, y a él le encantó la idea. Él también había estado sintiendo que se necesitaba este tipo de material, incluso hasta el punto de pensar también que debía abarcar un período de treinta días.

Ahora, mientras escribo, siento una “conexión” creciente con usted. Puedo decir, como les dijo Pablo a los creyentes de Filipos: “Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de ustedes” (Filipenses 1:3, NVI). Lo más probable es que usted y yo nunca nos lleguemos a conocer; al menos, aquí en la tierra. Sin embargo, quiero decirle que cuenta con el afecto de Wendy y el mío, y lo más importante de todo, que usted es muy valioso para Dios.

Ahora lo quiero animar a seguir adelante en este viaje. No se dé por vencido. Dios tiene planificada una maravillosa aventura para usted. Pase lo que pase, recuerde siempre que Él es fiel. Si usted se lo permite, Dios va a completar el proceso para el cual lo creó, y a realizar todos y cada uno de los propósitos que tenía cuando lo redimió.
Pensamiento clave Dios tiene un plan para mí. El que nos hayamos conocido por medio de la Internet no ha sido un accidente.

© JOHN D. BECKETT

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