miércoles, 8 de julio de 2009

DIA 18 TRABAJAR CON; NO PARA ...

¿Qué trabajo quiere Dios que yo haga?

La verdadera naturaleza de Dios se revela de manera maravillosa en la vida y las palabras de Jesús. Él fue quien dijo: “Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais” (Juan 14:7).

En casi todas las formas o tradiciones religiosas, el “dios” o los “dioses” que reciben adoración son pasivos y abstractos, o sólo son una figura histórica. En cambio, Jesús proclamó que el Dios verdadero está vivo, activo y ocupado. “Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo” (Juan 5:17). Dios no se limitó a crear los cielos y la tierra con una gran explosión de energía divina, para después echarse a un lado y dejar que la creación se manejara ella sola. Él ha permanecido íntimamente involucrado, infundiendo su poder e influencia en todo lugar, en toda situación y en todo momento para sostenernos (vea Colosenses 1:17).

Esta realidad tiene inmensas consecuencias en cuando a nuestra forma de llevar a la vida sus propósitos. Si no captamos la intensidad de la participación directa de Dios, nuestra tendencia será, o bien trabajar independientes de Él (secularismo), o trabajar para Él, como “pequeños ayudantes”. Su idea no es ninguna de estas dos cosas. Es que trabajemos con Él. El Dr. Henry Blackaby, autor de Experiencia con Dios (¡un recurso excelente!) lo explica de esta manera: Dios está obrando alrededor de nosotros todo el tiempo. Nuestro trabajo consiste en ver dónde está obrando, y unirnos a Él”. El apóstol Pablo nos llama “embajadores” que somos “colaboradores suyos” (2 Corintios 5:20; 6:1).

Es necesario que usted capte lo drástico que es todo esto. El Dios del universo lo está invitando; de hecho, le está ofreciendo el privilegio de unírsele en su obra. Eso es muy distinto a que usted salga y haga lo que crea, y de vez en cuando le pase un informe a Él. En lugar de esto, puesto que es colaborador suyo, su “antena” sede extenderse, y todos sus sentidos se deben avivar, vigilantes en busca de su actividad. No hay nada que sea al azar, ni que se halle más allá de su alcance redentor. Por ejemplo:

Usted ve la tristeza en el rostro de un compañero de trabajo que ha perdido a un ser querido, y puede derramar en él la compasión y la misericordia de Dios.
Hay un libro nuevo que lo ha ayudado, y usted compra otros ejemplares del libro para dárselos a sus amigos.
Un atasco en el tránsito hace que pierda un avión, y usted descubre que Dios tenía una razón significativa para que usted no se fuera cuando tenía pensado hacerlo.

Piense en su situación actual como estudiante, o en los comienzos de su vida profesional o echando a andar a su familia. Tal vez usted se halle en medio de un cambio de trabajos, o esté haciendo planes para retirarse. El lugar donde usted se encuentra no es un accidente, ni lo es lo que está haciendo en estos momentos. Sin embargo, tal vez usted sea como yo, que necesite pasar su centro de atención de “lo que yo estoy haciendo” a lo que Dios está haciendo, y la forma concreta en que se le puede unir ahora mismo en esa obra que Él está haciendo.

Haga este cambio, y se abrirá ante usted todo un mundo nuevo de aventura, gozo, paz e impacto espiritual.
Texto bíblico clave Nosotros (somos) colaboradores suyos (2 Corintios 6:1).
Pensamiento clave Dios está obrando alrededor de mí. ¿Cómo me le puedo unir?

© JOHN D. BECKETT

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