¿Con quiénes me ha enlazado Dios?
Cuando alguien se hace seguidor de Jesús, su mayor prioridad consiste en alimentar su nueva relación con el Señor. No puede haber sustituto alguno para el desarrollo de unos lazos personales con Él.
Aun así, como hacíamos resaltar en el día 11, no debemos mantenernos aislados, sino que debemos unirnos con otros creyentes en una búsqueda común con el objeto de descubrir a Dios y andar por sus caminos. Se ha dicho que las dos secciones de la cruz —la vertical y la horizontal— representan simbólicamente nuestra doble relación con Dios y con los demás. Se cruzan. Están relacionadas entre sí.
Las reuniones de creyentes —o “iglesias”— tienen muchas formas distintas, desde los grupos pequeños de personas que se reúnen en secreto en aquellas regiones sonde estas prácticas están prohibidas, hasta las “megaiglesias” formadas por decenas de miles de cristianos. Cualquiera que sea su configuración, lo vital es que todo creyente se halle relacionado con otros creyentes. Este enlace fue la reacción espontánea de los que vinieron a la fe en el día de Pentecostés, y necesitamos comprender cómo funcionaban.
Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones (Hechos 2:42).
Cada uno de los cuatro aspectos que se presentaban cuando se reunían era un catalizador para su crecimiento individual y como grupo.
La doctrina los mantenía centrados en la palabra de Dios; enraizados en la “sana doctrina”.
La comunión los mantenía envueltos en una amistad mutua, además de la alabanza, la adoración y los testimonios acerca de la actividad de Dios.
El partimiento del pan los mantenía en contacto al compartir las comidas, dándoles oportunidad para un cálido diálogo y una amistad creciente. Por lo general, estas comidas se hacían “en las casas” (v. 46) y atraían a familias enteras, incluyendo los niños, reunidas todas en un ambiente muy natural.
Las oraciones los mantenían centrados como grupo en la presencia de Dios. Mientras oraban, hacían peticiones e intercedían, podían escuchar cuál era su voluntad para sus vidas.
¡Si esos mismos elementos estuvieran siempre presentes hoy en la vida de la Iglesia!
Puesto que usted es un nuevo creyente, tal vez exista ya una relación entre usted y la confraternidad de una iglesia, y tal vez no. O es posible que se encuentre en una iglesia que está muy lejos de ser el lugar correcto para usted. Es triste que haya tantas iglesias que parezcan espiritualmente muertas. Algunas están cometiendo serios errores. Pero le puede pedir a Dios con toda tranquilidad que lo reúna con las personas y los grupos que Él quiere para usted. Dios conoce sus necesidades, y sabe con quiénes debe estar usted conectado.
Tal vez lo dirija a un formato que no sea “convencional”. Durante muchos años, nuestra familia se reunió “por las casas” con varias familias más. Nuestros hijos participaban con entusiasmo, y estaban presentes los elementos esenciales de los primero tiempos de la Iglesia. En muchos lugares del mundo se están formando miles de iglesias nuevas, se está produciendo un crecimiento y hay una dinámica confraternidad.
Jesús quiere que se produzca este tipo de crecimiento. Lo que Él dijo fue: “Edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades (el infierno) no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18). La Iglesia de Jesús no se está batiendo en retirada, ni sobreviviendo apenas, ni tampoco haciendo ceremonias sin vida. La Iglesia de Jesús está sana, llena de vida y de estrategias. Y Él quiere que usted esté en una iglesia así.
Texto bíblico clave No dejando de congregarnos… (Hebreos 10:25).
Pensamiento clave Soy un cristiano nuevo, y necesito estar en una sana comunión con otros.
© JOHN D. BECKETT
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