Dios es absoluta y perfectamente santo (Isaías 6:3), por lo tanto El no puede cometer ó aprobar el mal (Santiago 1:13).
Como Dios, Jesús poseía todo elemento de la persona de Dios. Colosenses 2:9 dice, “En él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad.” El era perfectamente Santo (Hebreos 4:15). Sus mismos enemigos no podían probar acusación alguna en contra de El (Juan 8:46).
Dios también requiere santidad de nosotros. Primera de Pedro 1:16 dice, “Sed santos, porque yo soy santo.”
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