lunes, 19 de enero de 2009

Como Joe

Juan 3:16 (DHH)
Pues Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único,para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna.

Joe trabajaba en una oficina londinense. Un día, un colega le pidió que le prestara cinco libras esterlinas.

No puedo, es todo lo que me queda.
Está bien -dijo su compañero riéndose irónicamente-; conozco tu secreto.
¿Qué secreto? - preguntó Joe.
Eres desertor del ejército.

Joe sacó su billetera y sin decir nada entregó la suma pedida. Desde ese día vivió angustiado, y el otro empleado no dejaba de importunarlo con pedidos de dinero y amenazas de denuncia.

Pero un día, en la oficina de correos, Joe leyó una proclamación de la reina. En ocasión del jubileo de su reinado, ella otorgaba una amnistía a los desertores que se presentaran antes de una fecha determinada. Al día siguiente Joe se apresuró a confesar su falta al magistrado, quien le entregó un acta de perdón.

Algunos días más tarde, cuando el compañero volvió a repetir su chantaje, Joe le mostró el edicto de gracia, del que había sido objeto. Este hombre nunca más trató de amenazarle, Joe ya no tenía nada qué esconder, era un hombre libre.

Tomado del Devocional Diario de Amén-Amén.net

¿Cuántos de nosotros hemos estado o estamos aún en la situación en que Joe estuvo?, estamos siendo de alguna forma sometidos y manipulados por alguna cosa que hayamos hecho, ¿podemos levantar sin miedo el rostro y hacerle frente sin temor al que trate de intimidarnos?. El asunto no es cuántos somos infalibles, sin errores o que no nos
equivocamos, el asunto es mas bien cuántos de nosotros tenemos la valentía de reconocerlo y pedir perdón por ello.

Nosotros no somos culpables ante una reina, somos culpables ante Dios. Pecamos y, por consiguiente, estamos alejados de él para siempre. Pero por Cristo el Padre decretó una amnistía para todos, solo tienes qué pedirla y será tuya, ya Cristo pagó por ella.

No permitas que tu vida pase y se extinga sin conocer la maravillosa libertad que Cristo gratuitamente compró para ti, a precio de sangre, por amor a ti.

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