martes, 20 de enero de 2009

Estoy allá afuera

Lucas 6:46 (RVA)
¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?


Había una señora que todos los días se dirigía a la Iglesia del pueblo para orar desde las siete de la tarde. Era muy puntual y nunca faltaba. Cuando se atrasaba porque las cosas de la casa o la cena le ocupaban más de lo acostumbrado, iba corriendo por la calle para llegar a tiempo.

Tan rápido hacía las cosas para cumplir con el horario de su oración que, muchas veces, trataba mal a la gente en la fila del mercado o caminaba atropellando a los demás. Si algún mendigo le pedía una moneda en la puerta de la Capilla, ni lo miraba; estaba tan apurada que entraba veloz como un rayo.

Un día, "le pasaron todas". Se peleó con el almacenero, porque tardó mucho en hacer la cuenta de las cosas que había comprado; atropelló a una señora que tenía la bolsa llena de papas y caminaba lentamente; por último, le dio vuelta la cara a unos chicos que se le acercaban para pedirle unos pesos para comprar leche.

En su propia casa, las cosas no anduvieron mejor. Uno de sus hijos le pidió ayuda para hacer una tarea, le dijo que se la arreglara solo. El marido, que había llegado muy cansado de trabajar, tuvo la ocurrencia de conversar un rato con ella, mientras tomaban un café; lo dejó plantado con la pava de agua caliente en el patio.

A pesar de todos estos "obstáculos", salió de su casa, llegó a la Iglesia casi a tiempo.... y se encontró con que estaba cerrada.

¡¡ Cómo puede ser !! ¡¡ Le dio una rabia !!.

Se metió por un pasillo lateral que bordeaba la construcción, pero, nada. Todo estaba cerrado. Volvió a ir por la entrada principal y, precisamente allí, vio que en la puerta del templo había un cartelito clavado con chinches que decía:

"NO ME BUSQUES AQUÍ... ESTOY ALLÁ AFUERA". JESÚS.

Cuántas veces el Señor Jesucristo nos ha dicho y enseñado sobre la verdadera relación con él, cuántas veces nos ha enseñado sobre el amar a los demás, sobre respetarnos unos a otros, sobre adorar al Padre en espíritu y verdad, entonces, ¿qué nos pasa a veces que caemos en actitudes religiosas?. Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solo oidores, engañándoos a vosotros mismos (Santiago 1:22).

Jesucristo mismo en Lucas 6:46 dijo "¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?.

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