martes, 20 de enero de 2009

Los barberos no existen

Salmo 34:8-10 (NVI)

Prueben y vean que el Señor es bueno; dichosos los que en él se refugian. Teman al Señor, ustedes sus santos, pues nada les falta a los que le temen. Los leoncillos se debilitan y tienen hambre, pero a los que buscan al Señor nada les falta.




Un hombre fue a una barbería a cortarse el cabello y recortarse la barba. Como es costumbre en estos casos, entabló una amena conversación con la persona que le atendía. Tocaron muchos temas, de pronto tocaron el tema de Dios. El barbero dijo:

Fíjese caballero que yo no creo que Dios exista, como usted dice.....

Pero, por qué dice usted eso? - preguntó el cliente.

Pues es muy fácil, basta con salir a la calle para darse cuenta de que Dios no existe.

Acaso si Dios existiera, habrían tantos enfermos, habría niños abandonados? Si Dios existiera no habría sufrimiento ni tanto dolor para la humanidad. Yo no puedo pensar que exista un Dios que permita todas estas cosas.

El cliente se quedó pensando un momento, pero no quiso responder para evitar una discusión. El barbero terminó su trabajo y el cliente salió del negocio. Recién abandonaba la barbería cuando vio en la calle a un hombre con la barba y el cabello largo. Al parecer hacía mucho tiempo que no se lo cortaba y se veía muy desarreglado.

Entonces entró de nuevo a la barbería y le dijo al barbero :

¿Sabe una cosa? los barberos no existen . . .

¿Cómo que no existen? - preguntó el barbero - si aquí estoy yo y soy barbero.

No! - dijo el cliente - no existen porque si existieran no habría personas con el pelo y la barba tan larga como la de ese hombre que va por la calle.

Ahh, los barberos sí existen, lo que pasa es que esas personas no vienen hacia mi.

Exacto! - dijo el cliente - ese es el punto, Dios existe, lo que pasa es que las personas no van hacia El y no le buscan, por eso hay tanto dolor y miseria...

Acércate a Dios y verás su grandeza y poder obrando en tu vida, acércate a Dios y verás lo importante que siempre has sido para él, Acércate a Jesús por que él es la propiciación y el puente para llegar a Dios, no pierdas el tiempo asegurando la no existencia de Dios, comprueba la verdad de su presencia y la inmensidad de su amor hacia ti. Porque el que a él viene no le echa fuera.

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