miércoles, 21 de enero de 2009

Tomar o dejar

Deuteronomio 30:19-20 (RVA)
…os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia; amando al Señor tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días….


Era un profesor comprometido y estricto, conocido también por sus alumnos como un hombre justo y comprensivo. Al terminar la clase, ese día de verano, mientras el maestro organizaba unos documentos encima de su escritorio, se le acercó uno de sus alumnos y en forma desafiante le dijo:

Profesor, lo que me alegra de haber terminado la clase es que no tendré que escuchar más sus tonterías y podré descansar de verle esa cara aburridora.

El alumno estaba erguido, con semblante arrogante, en espera de que el maestro reaccionara ofendido y descontrolado. El profesor miró al alumno por un instante y en forma muy tranquila le preguntó:

Cuando alguien te ofrece algo que no quieres, ¿lo recibes?

El alumno quedó desconcertado por la calidez de la sorpresiva pregunta.

Por supuesto que no - contestó de nuevo, en tono despectivo, el muchacho.

Bueno, - prosiguió el profesor -, cuando alguien intenta ofenderme o me dice algo desagradable, me está ofreciendo algo; en este caso, una emoción de rabia y rencor, que puedo decidir no aceptar.

No entiendo a qué se refiere. - dijo el alumno, confundido.

Muy sencillo, - replicó el profesor. - Tú me estás ofreciendo rabia y desprecio y si yo me siento ofendido o me pongo furioso, estaré aceptando tu regalo, y yo, mi amigo, en verdad, prefiero obsequiarme mi propia serenidad.

Muchacho, - concluyó el profesor en tono gentil -, tu rabia pasará, pero no trates de dejarla conmigo, porque no me interesa. Yo no puedo controlar lo que tú llevas en tu corazón pero de mí depende lo que yo cargo en el mío.

Cada día, en todo momento, tú puedes escoger qué emociones o sentimientos quieres poner en tu corazón y lo que elijas lo tendrás hasta que decidas cambiarlo. Es tan grande la libertad que nos ha regalado Dios que hasta tenemos la opción de amargarnos o ser felices. ¿Qué escogiste tú?.

Podemos tomar o dejar, aceptar o rechazar... Son opciones que dependen de nosotros y de ellas también depende si nos dañamos o no, si podemos estar bien o mal...

Podemos darle a cada cosa que nos dan un lugar dentro de nosotros o cerrarnos ante ellas y cuidar nuestro interior, si consideramos que lo que sale del otro, lo que entrega no nos beneficia.

Querido amigo, Dios en su infinita sabiduría ha decidido que el hombre es libre de decidir qué es lo que quiere para su propia vida; Dios mismo ha dispuesto la bendición para el que desee tomarla, siguiendo sus mandatos y enseñanzas, y la maldición que aún sin saberlo la tomamos por no seguirle. Es increíble que muchos seres humanos hayan decidido para sus vidas la maldición en lugar de la bendición. Juan 3:17-19 muestra que cuando Cristo vino al mundo, el Verbo hecho carne, vino como luz para iluminar el camino de los hombres, pero los hombres amaron más las tinieblas que la luz, y por eso las vidas destruidas, por eso los grandes males de la humanidad, ha sido la elección de muchos, una muy mala elección. Pero Dios quiere que corrijamos este camino, hagamos la elección correcta, tomemos la bendición y dejemos la maldición. Tomemos la bendición que el sacrificio de Cristo ganó para nosotros, y como dice la Palabra de Dios las cosas vendrán a ser hechas nuevas, lo pasado quedará atrás y experimentarás un nuevo nacimiento en Dios a través de Jesús. No esperes más amigo mío, experimenta ya esta bendición, vuelve a Dios, Él espera por ti.

Señor Jesucristo, reconozco ante ti mis faltas, sé que he ofendido a Dios y me arrepiento, te ruego que entres a mi vida y me ayudes a corregir mi camino, sé que solo no puedo, necesito de tu ayuda, ven a mi vida y se mi Señor y mi Salvador. Te lo pido en el nombre que es sobre todo nombre, en el nombre de Jesús, Amén.

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